Hace unos meses estuve con la madre de Daniela. Me contó cómo su hija llevaba un tiempo afirmándose como la niña que era. Me quedé atónita. Mi primer pensamiento fue ¡cómo alguien tan pequeña podía sentirlo tan claramente! Con tan solo siete años un niño que era amigo de mi hija… se sentía plenamente una niña. No me sorprendió que lo sintiera (yo conocía a este niño) tanto como que lo expresara públicamente, como que se rebelara y quisiera actuar como lo que se sentía y es: una niña.
Ese mismo día su madre me contó que en el colegio querían que se siguiera comportando y vistiendo como un niño públicamente y dejara lo de su identidad verdadera para su círculo privado: no me resultó nada raro, me pareció una solución razonable… para el colegio.
Ahora lo pienso y me averguenzo terriblemente.

Era la primera vez que conocía directamente una niña transexual. Me impactó. Empecé a darle vueltas y vueltas: ¿con qué derecho, con qué tipo de corazón, con qué ética puede obligarte alguien a renunciar a tu identidad más básica? Porque no se trata de tu identidad religiosa, de tu pertenencia a un país o ideología; se trata de tu esencia más básica. ¿te pueden obligar a pensar que no eres una persona? Lo siguiente después de personas somos mujeres u hombres.

En cuanto pude me metí en PubMed, la gran base de estudios científicos médicos. Me llevé una sorpresa mayúscula: hay muchos grupos de estudio de una condición no conocida por un amplísimo sector de la medicina. Hablé con compañeros y amigos de diferentes especialidades médicas. En general, desconocimiento absoluto, como el mío. Una amiga cirujana pediátrico me contó más cosas. Pocos médicos acostumbrados a esta situación, preparados para dar respuestas a los padres, los niños y su entorno.

Yo pensé que como traumatóloga no tenía por qué tratar a estos niños. Gran error. Los tratamientos hormonales que estos niños necesitan pueden alterar el crecimientos, los patrones de curación de las fracturas, las patologías ortopédicas… Estoy deseando estudiarlo, conocerlo, formarme sobre el tema con los médicos que tengan experiencia y conocimientos sobre el tema.

Hace unas semanas fui al acto de inauguración de la Fundación Daniela. Fue impresionante cómo la familia de Daniela ha sabido entender y desarrollar una fundación destinada a la difusión, investigación y manejo multidisciplinar de la transexualidad infantil. Con seriedad, rigor y una inmensa capacidad de escuchar y aprender de todos los que puedan aportar algo. El libro que han sacado es absolutamente maravilloso.

Desde aquí envío mi más profunda admiración y gratitud a las personas que han hecho posible la Fundación Daniela. Y me pongo a su disposición, con ganas de aprender; agradeciendo a todas las personas que nos han dado la oportunidad de conocer una realidad que nuestro entorno llena de absurdos prejuicios.